Biomagnetismo

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Una alternativa cientifica de salud mas importante de nuestro tiempo para el diagnostico y curacion de enfermedades

miércoles, 17 de octubre de 2012

Por el canto de una rana


Había una vez una monja que decidió dejar el monasterio en el cual vivía desde joven para retirase a meditar en el silencio de una cueva en las montañas. Cerca de la cueva en la que se había instalado pasaba un pequeño riachuelo.
Una noche estaba meditando cuando de pronto su concentración fue interrumpida por el canto de una rana. Por más que la monja intentaba desviar su atención del croar de la rana veía que todos sus esfuerzos eran inútiles por lo que salió de la cueva y gritando dijo: “Silencio, que estoy meditando”. Dado que era una mujer piadosa y santa, su orden fue obedecida al instante: todos los animales del bosque apagaron su voz de tal manera que se produjo un silencio absoluto.
Pero entonces una voz que venía de su interior apareció para perturbar nuevamente la meditación de la monja:
- Quizás a Dios le gusta tanto el croar de la rana como tus oraciones…”
- ¿Qué puede haber en el croar de una rana que le pueda agradar a Dios?”, replicó la monja.
Pero la voz interior prosiguió:
- ¿Por qué crees tú que Dios creó el sonido?”
Entonces la monja decidió averiguar por qué Dios creó el sonido
Nuevamente salió de su cueva y grito:
- Cantar!, y entonces el sonido rítmico de la ranas volvieron a llenar el aire de aquel lugar.
Poco a poco a medida que la monja  ponía atención en el ruido, el sonido ya no le crispaba, y llegó a descubrir que si dejaba de resistirse, el sonido de las ranas servía, de hecho, para enriquecer el silencio de la noche.
Una vez descubierto esto, el corazón de la monja se sintió en armonía con el universo, y por primera vez en su vida, supo lo que significaba meditar.

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